domingo, 29 de julio de 2007

RELIGION MAYA


Religion

Los antiguos mayas, como la mayoría de otros pueblos de su tiempo, tenían una religión politeísta basada en los atributos de la naturaleza y el espacio, así un dios podía ser identificado con el agua, la tierra e incluso con la muerte.

Todas las creencias culturales de los mayas están fundamentadas en una concepción religiosa del mundo, ya que ‚este se concibe de origen divino y permeado por energías sagradas que determinan todo acontecer.

Para los Mayas el universo está constituido en tres grandes partes que son:

                        1. El Cielo


2. La Tierra


3. El Inframundo

En el cielo, dividido en trece estratos o niveles, residen los astros, que son los dioses Ixchel (la Luna) y Nohok Ek (Venus). El espacio celeste esta representado por Itzamná, el dragón que se representa como una serpiente emplumada de dos cabezas o un dragón.

Este dios, que es el supremo en la religión maya, simboliza la energía fecundante del cosmos, que infunde vida a todo el universo. La tierra es una plancha plana que flota sobre el agua; pero también se concibe como un gran cocodrilo o lagarto en cuyo dorso crece la vegetación.

Los mayas yucatecos la llamaron Chac Mumul Ain, <>. Quetzalcóatl o Kukulcán. El inframundo está dividido en nueve estratos; en el más profundo reside el dios de la muerte, Ah Puch, el "descarnado" o Kisin, "el hediondo" representados respectivamente como un esqueleto humano y/o un cuerpo corrupto.

El cosmos fue hecho para la habitación del hombre, y ha existido varias veces, pues cíclicamente es ordenado por los dioses y destruido por una catástrofe, después de la cual se renueva. La finalidad de las creaciones y destrucciones del cosmos es la evolución de los hombres; así en cada ‚poca cósmica aparecen mejores hombres, hasta culminar con el que está hecho de maíz que es el de la época actual.

Ese hombre es consciente y tiene la misión de venerar y alimentar a los dioses, para que ellos mantengan la vida del cosmos. Éstos conceptos religiosos fueron la base de un complejo ritual en cual alimentaban a los dioses por medio de ofrendas, que consistían en olores de flores, incienso, sabores de alimentos preparados, y sobre todo el espíritu de animales y de hombres que residían en la sangre y el corazón.

Los mayas practicaron varios tipos de sacrificio, como la decapitación, el flechamiento, la inmersión en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá y la extracción del corazón. Los autosacrificios y sacrificios se practicaban en las complejas ceremonias religiosas relacionadas con los periodos calendáricos, que incluían oraciones, procesiones, danzas, cantos, bailes y representaciones dramáticas. En las fiestas, los sacerdotes y nobles ingerían bebidas alcohólicas, que se consideraban sagradas, por preparar al espíritu para el contacto con los dioses.

LA CEREMONIA MAYA


La ceremonia maya es un medio para saturarse de energía positiva, para limpiarse de energías negativas, y para pedir bienestar, salud, trabajo y sabiduría en momentos difíciles de la existencia.

La civilización maya y sus ceremonias

La ceremonia maya, constituye un elemento fundamental de la identidad cultural maya, es una practica de religiosidad y la espiritualidad de los mayas, es una actividad sagrada a través de la cual el ser humano busca acercarse para tener contacto y comunicación con el Ser Supremo, el Creador del Cielo y de la Tierra.

Se lleva a cabo con objetivos muy concretos, ya sea para inaugurar y celebrar fechas importantes, rendir ofrendas como muestra de agradecimiento, para pedir bienestar, salud, trabajo y sabiduría en momentos difíciles de la existencia. Para saturarse de energía positiva, para limpiarse de energías negativas, etc.

Esta actividad religiosa es practicada en los denominados centros ceremoniales o “ALTARES MAYAS” que han sido edificados como lugares sagrados tales como los cerros y otros lugares considerados vestigios de los antiguos mayas.

Pero en realidad puede ser cualquier sitio porque la naturaleza se considera como sagrada dentro de la cosmovisión maya, por ello, cuando una persona así lo requiere, también puede celebrarse en lugares específicos como la casa, en el local de instituciones, en los sembrados, etc.

La celebración de una Ceremonia Maya, cualquiera que sea el motivo, es dirigida por un sacerdote maya o sacerdotisa maya, que es el guía espiritual o ajq ij, quien define la fecha más adecuada para llevarla a cabo tomando en cuenta el cargador o energía del día, para ello consulta el calendario maya sagrado.

El ajq ij se encarga de recomendar los materiales a utilizar y las ofrendas a presentar en el ceremonia; las condiciones físicas, emocionales y espirituales en que las personas deben asistir a la actividad también son determinantes para que el ofrecimiento sea bien aceptado.

Uno de los elementos fundamentales en toda ceremonia maya es el fuego que se desprende del incienso, el copal, el azúcar, las candelas de colores, flores y muchos otros materiales que se queman durante la ceremonia a través de la llama que se desprende de él, su color intenso, su volumen, su dirección, su duración y las chispas, los abuelos y el Ser Supremo se manifiestan y se comunican con el guía espiritual.

De esa forma ese guía se convierte como el interprete para transmitir la situación actual y el devenir de las personas, comunidades o instituciones a través de tiempo recomendando al mismo tiempo inteligencia, prudencia, y constancia para afrontar de la mejor manera los problemas del presente y del futuro.

Ceremonias Mayas

Ceremonia Maya en Xel-Hà (2a Parte)

sábado, 28 de julio de 2007

Xel-Hà, Ceremonia Maya (1a Parte)

Otros Instrumentos que pueden estar presentes en un ritual



Espada o daga, caldero de hierro colado de color negro, según la tradición (con asas mejor), aunque puede ser de otros materiales, (nunca estaño o latón), báculos o cayados, regalos del bosque, de ramas de árbol, o varitas lo mas rectas posibles. Diademas célticas y brazaletes, Vasijas de cerámica, o madera, piedra, cristal o plata, incensario, aromatizador o braserillo, antorchas o símiles, piedras o cristales, talismanes célticos triskeles o espirales que se lucirán en el pecho a modo de talismán y para simbolizar nuestras profundas creencias.

Atuendos: Túnicas con o sin capucha según la variante del seguidor druídico: blanca, azul o verde. Algunas órdenes druídicas adoptan normalmente el blanco, confeccionando sus prendas con materiales no sintéticos.

5.Los Cuartos del Círculo Druídico


Con referencia a estos arquetipos y símbolos es, como en la ceremonia druídica se establecen los cuartos en la zona del círculo ritual. En párrafos anteriores se ha mencionado como establecer los puntos cardinales, ayudados por una brújula. Y ahora citamos a los cuartos de nuevo, pues estos, antaño correspondían a funciones dentro de la Tribu misma, relacionados con direcciones telúricas, con ciudades míticas, tesoros épicos a modo de talismanes y druidas legendarios.

La primera función es atribuida al Conocimiento, llamado “Fios”, su dirección telúrica es el Oeste, su Ciudad mítica es Gorias, la ciudad que brilla como el fuego, “Fortaleza Ardiente” el maestro legendario druida que procede de esta ciudad es Urias(Esars), y el Tesoro épico es la Lanza de Lugh. La Jabalina Luminosa que desvanece la oscuridad. Un símbolo del conocimiento .

La segunda función es atribuida a la Batalla, llamada “Cath”, su dirección telúrica es el Norte, su Ciudad mítica
relacionada es Findias o Finnias, la ciudad de los Dannan que tiene la inmutabilidad del metal inquebrantable,” Fortaleza Blanca con belleza de nube”, el maestro druida legendario que procede de esta ciudad es Arias(Usicias) y el tesoro épico que procede de la misma ciudad es la Espada del rey de los Tuatha dé Dannan; Nuadha. Espada que simboliza el valor, el coraje en la batalla y alegoriza la fortaleza del ánimo en nuestros combates y conflictos interiores y su triunfo final. El brío en nuestra lucha diaria para acometer nuevos retos personales.

La tercera función es atribuida a la Prosperidad, llamada “Bláth”, su correspondencia telúrica es el Este, la Ciudad Mítica relacionada es Murias, ”Fortaleza del Mar” la ciudad que tiene la quietud de las aguas profundas, el maestro druida legendario es Sénias(Sémias) y el tesoro épico y emblemático que procede de la misma ciudad es el Caldero, del Dios creador del Draoicht, (pronunciado Drikt); El gigantesco y ciclópeo Dagdha. Caldero nunca seco, que nadie que se acerque a él, queda insatisfecho, un caldero de la fertilidad, en cuyo interior oscuro, bulle la vida.

La cuarta función es atribuida a la Canción, llamada “Séis”, su correspondencia telúrica es el Sur, la ciudad mítica relacionada es Fálias, “La Fortaleza de la Estrella” la ciudad que brilla como el fuego, el maestro druida legendario que procede de esta ciudad es Morias (Morfesa), y el tesoro y talismán que procede de la misma ciudad es la famosa piedra “Lia Fáil”, la que solía gritar en la coronación de los reyes celtas de Irlanda.

(Los nombres de los druidas mencionados entre paréntesis, son los que aparecen en el “Libro de las Invasiones” o “Leabhar Ghabhála Erínn”, los mencionados antes del paréntesis son otros nombres que investigadores de lo céltico, les dan. Sin embargo, tanto unos como otros, aparecen postreramente, en épocas cristianas y no son reflejos exactos de tiempos paganos. Aunque, se pueden relacionar hoy, perfectamente con el espacio sagrado.

Y en relación con estas divisiones de las funciones celtas en Irlanda hallamos cuatro condados.

1/ Connaugth, al oeste, en correspondencia con la ciencia o conocimiento

2/ Ulster, al norte, afín con la batalla.

3/ Leinster, al este, enlazado con la prosperidad;

4/ Munster, al sur, en conexión con la música o canción.

Las cuatro circundan el condado medular de Mide (Meath), referente a la soberanía, condado del “medio” constituida por prominencia de una superficie de territorio sobre los otros y donde está emplazada la capital de la Keltia gaélica: Tara.

Como se ha apuntado anteriormente, los rituales druídicos en los que estuvieran presentes los 4 elementos que los griegos referían como soberanos, en la primera época, parecen más que improbables, posteriormente se hace alguna referencia sutil, en tiempos de la Edad Media. El sistema simbólico de los druidas representa atribuciones diferentes, articuladas en la concepción de la Tribu y de la Tierra, tal y como se han explicado, máxime si tenemos en cuenta que un círculo ceremonial druídico, es una especie de micro-mundo tribal, con sus funciones y sus miembros humanos.

Todo y así, podemos encontrar una correspondencia de los 4 elementos con los puntos cardinales y tesoros míticos. Con este sincretismo específico, no pretendemos invalidar lo expuesto hasta ahora, sino facilitar la adaptación de aquellas personas que desean integrarse en nuestra espiritualidad, pero que procedentes de otros ritos litúrgicos, se hallan habituados a festejar los 4 elementos. Elementos, por otra parte, que al seguidor/a druídico/a no le resultan tan impropios o ajenos, como a otros/as seguidores/as de variantes paganas, nuestras atribuciones.

En cualquier caso, si adoptamos los 4 elementos como los cuartos del círculo, y en correspondencia con los puntos cardinales, es preciso hacerlo con coherencia.

Ya que fijamos elementos, sería interesante hacerlo atendiendo a sus manifestaciones físicas naturales, comprobando por nosotros mismos donde se hallan.

Si estamos en la parte Austral de Suramérica, sería falto de lógica atribuir el calor a este punto geográfico, puesto que hallamos hielo y frío. Si estamos en el litoral este de España, no sería muy coherente atribuir este punto al Aire, cuando el Mar Mediterráneo, baña esas costas. Pienso que adaptarnos a nuestro lugar de ceremonia, es básico en nuestra espiritualidad, pues ya sabemos que celtas y druidas buscaban una conexión con lo natural. De la misma forma, carece de sentido, celebrar Alban Arthan o solsticio de invierno en el diciembre gregoriano, en un país como Argentina que, justamente en ese mes tiene su verano.

Pienso que ya que buscamos una relación con los elementos, se impone un poco de sentido común, de esta manera, además, se crea un vínculo mucho más real y efectivo. Pues nuestros rituales son parte de una creencia actual, vigente y viva. No estamos rememorando con nostalgia unos ritos que hicieron otros druidas antaño, a modo de recreación histórica o pseudo histórica, casi como una representación teatral.

El druidismo, es consecuente con lo que cree y practica. Ya que hablamos, no pocas veces de la búsqueda del equilibrio entre la parte emocional del cerebro y la parte racional, es justamente en este equilibrio y usando esa parte racional para la emotividad de nuestras ceremonias, la que nos lleva en pensar, lo acertado de adaptar ciertos aspectos o atribuciones dentro de la ceremonia al medio, en el cual la celebramos. No nos limitamos a recordar aquello que fue o pudo ser, sino a integrarlo en nuestra forma de entender la vida, en nuestras creencias y ritos, en nuestro presente y en nuestro lugar. Ya los druidas de antes y el pueblo donde se desarrolló, no pocas veces se adaptaron al medio y al entorno. Y no puedo imaginarme a un druida llegado a las costas de Chile, por los avatares que se quieran, celebrando un solsticio de invierno, con arbolito incluido si se quiere, en pleno verano.

A tal efecto, si confeccionamos un altar, sería natural simbolizar los referidos elementos con Velas de cera virgen de abeja colocadas sobre éste, en sus extremos. Las cuales al encenderse con nuestra mano principal, y para estar en consonancia con el medio, sería adecuado hacerlo con cerillas o fósforos de madera, otra vela encendida previamente, mechas textiles o símiles, y no con mecheros plásticos etc. Cuando deban apagarse, no deberán serlo mediante un soplido, se pueden dejar que se consuman, que se apaguen solas, con un apagador de velas, empleando nuestros dedos de la mano no principal o cualquier cosa respetable. Si se sopla además del riesgo de esparcir la cera líquida y enguarrarlo todo, se está agrediendo tanto lo que simboliza por sí misma, como al elemento aire que le otorga vida. Puesto que, la vela en llamarada vivaz, reacciona si se la sopla o se la avienta, siempre responde, resplandece más o titila, se entona o quebranta, al entrar en contacto con el viento y con el aliento humano, nos prueba. Su hálito y aura, sin embargo, es quietud, una respetuosa demora, un silencio fraterno, una tertulia simbólica participativa. No deberíamos forzarla al apagarla, para que las energías en ella concentradas no se aparten de nosotros. Las velas, es lógico, simbolizan el elemento Fuego.

También, siguiendo nuestras alegorías de los elementos podemos presentar un recipiente no metálico que contenga agua de fuente o mineral que aludiría al elemento Agua.

Un recipiente con tierra o sal, “la mágica arena blanca” que se atribuirá a las fuerzas telúricas de la Tierra. Y vapores, sahumerios o inciensos que representarán al elemento Aire. Es sabido, que el incienso no era conocido en las primeras épocas de los druidas, pero disponían para sus rituales de otras substancias aromáticas de origen vegetal, utilizadas bajo la forma de vahos o vapores.

Diferente ocurre en este tema, si en vez de contemplar los cuartos como elementos, nos fijamos en las simbologías de las funciones tribales celtas, en los tesoros míticos, en las ciudades divinas legendarias o en la alegoría de los animales totémicos etc. Si contemplamos y preferimos éstos al concepto sobre los elementos que nos legaron los clásicos griegos, pienso que es más acertado mantener la tradicional disposición geográfica, por pertenecer más al ámbito sentimental y de cohesión de la tribu, que al de la acomodación al hábitat con sus elementos.

En referencia a los tesoros míticos, ya sabemos cuales son: la lanza, la espada, el caldero y la piedra. En referencia a los animales totémicos básicos también los conocemos: Jabalí, Ciervo, Águila y Salmón

Siguiendo estos pasos y una vez todo está dispuesto y establecido. Podemos comenzar, invocando esos cuartos, con salutaciones como las que siguen, previas al culto ceremonial en sí, que después seguirán con unas secuencias distintas, según la celebración de la que se trate:

Mirando hacia el Este:

Ejemplo de Invocación druídica:

Invoco a las fuerzas del Este, dirigiéndome hacia Murias, la Fortaleza del Mar, morada de El Dagda, señor de la Prosperidad, Protector del Caldero, Tutor del Salmón y de todas sus fuentes y manantiales.

En esta invocación, obsérvese que hacemos alusión a la Función asociada con el Este, a la Ciudad Mítica, al Talismán Sagrado y al Dios custodio que lo trajo.

Ejemplo de Invocación sincrética: (Consideramos, el elemento agua, el animal totémico celta irlandés y a la diosa celta galesa célebre por su Caldero).

“Con la bendición del salmón de la sabiduría, que vive en las sagradas aguas del pozo, yo invoco a las fuerzas del Este. Os doy la bienvenida a este círculo espíritus del Este”. ¡Bendice oh, Kerridwen! A nosotros criaturas del Agua, los que mantenemos viva tu memoria y recuerdo. Qué siempre podamos recordar las aguas del renacimiento.

Girando o yendo hacia el punto del Sur:

Ejemplo de Invocación druídica:

Invoco a las fuerzas del Sur, dirigiendo mi palabra hacia Fálias, La Fortaleza de la Estrella, morada de la Gran Madre Dana, Protectora de la Piedra, Madre del Jabalí y de todas las esencias profundas.

Ejemplo de Invocación sincrética:

“Con la bendición del Gran Ciervo, que trota por los sagrados bosques, invoco a los poderes del Sur. ¡Espíritus del Sur, os doy la bienvenida a este círculo!”.

“¡Bendice o Lugh!, el brillante, a nosotros criaturas del fuego, que te veneramos en todos los sagrados fuegos de nuestros hogares, en cada alborada cuando tus rayos alimentan nuestros corazones, en el fuego de la vida que danza en las almas de todas las formas de vida creadas”. Que siempre podamos recordar el fuego de la purificación.

Mirando, girando o yendo hacia el punto del Oeste:

Ejemplo de Invocación druídica:

Invoco a las fuerzas del Oeste, dirigiendo mi voz hacia Gorias, La Fortaleza Ardiente, morada del Maestro de todas las Artes, Guardián de la Lanza, Tutor del Ciervo y de toda Iluminación.

Ejemplo de Invocación sincrética:

“Con la bendición del águila que vuela en el puro y claro aire, yo invoco a los poderes del Oeste. ¡Espíritus del Oeste, os doy la bienvenida a este círculo!”

“Bendice Daghda, Gran Padre, a nosotros criaturas del Aire, los que siempre recordamos tu soplo divino sobre todas las cosas, para que siempre escuchemos los vientos y brisas del espíritu que nos traen las voces y murmullos de los antepasados llenos de sabiduría.

Girando o yendo hacia el punto del Norte:

Ejemplo de Invocación druídica:

Invoco a las Fuerzas del Norte, dirigiendo mi corazón hacia Finnias, la Fortaleza Blanca con belleza de Nube, cuna del Señor de las Batallas, Guardián de la Espada, Tutor del Águila y de todos los Vientos que se esparcen por la Tierra.

Ejemplo de Invocación sincrética:

Con la bendición de la Gran Osa del cielo y de lo profundo de la fecunda tierra, invoco a las fuerzas del Norte. ¡Espíritus del Norte, os doy la bienvenida a este círculo!”.

¡Bendice Gran Madre Dana!, A nosotros, criaturas de la tierra y de tu tribu, los que siempre mantenemos viva tus enseñanzas, con la misma entereza que nuestros antepasados. Que podamos siempre recordar la Amada Tierra que nos da alimento.

Y Finalmente:

Consagro este circulo de fuerza a los antiguos dioses para que en él puedan manifestarse y bendecirnos.

Abriendo el círculo

Una vez concluido el ritual según la ceremonia que estemos celebrando y festejando, debemos proceder a deshacer el circulo establecido.

Ejemplos de Invocaciones comunes

Dirigiéndonos hacia el Norte:” Espíritus del Norte, (o espíritus de la Tierra), os damos gracias por los dones de fuerza y de firmeza que nos habéis aportado. Gracias por estar en este círculo, por estar con nosotros. Que estos dones permanezcan con nosotros al volver al mundo aparente”.

Todos dicen : “¡Os saludamos y damos gracias!”

Dirigiéndonos hacia el oeste. “Espíritus del oeste, ( espíritus del viento y del aire transparente), os damos gracias por los dones de claridad y visión lejana que habéis aportado. Gracias por estar en este círculo, por estar con nosotros. Que estos dones permanezcan con nosotros al volver al mundo aparente”.

Todos dicen: “¡Os saludamos y damos gracias!”

Dirigiéndonos hacia el Sur: “Espíritus del Sur, (espíritus del fuego), os damos gracias por los dones de pasión y energía que habéis aportado a este circulo. Gracias por estar aquí, por estar con nosotros. Que estos dones permanezcan con nosotros al volver al mundo aparente”.

Todos dicen: “¡Os saludamos y damos gracias!”

Dirigiéndonos hacia el Este: “Espíritus del este, (o espíritu del agua), caldero, salmón de la sabiduría os damos gracias por los dones de la profunda sabiduría y del libre fluir que habéis aportado a este círculo. Gracias por estar aquí, por estar con nosotros. Que estos dones permanezcan con nosotros al volver al mundo aparente”.

Todos dicen: “¡Os saludamos y damos gracias!”

Druida / druidesa dice: “¡Espíritu de este lugar, te damos gracias por tus bendiciones!. Os saludamos antepasados, os saludamos dioses de lo antiguo, por vuestra presencia, vuestra orientación y vuestra inspiración. ¡Que todos estos dones permanezcan en nosotros! Os saludamos

Todos : ¡Os saludamos

Druida / druidesa dice: “Abramos el circulo para que todas estas bendiciones sean compartidas por todo el mundo”( Se traza el circulo en sentido contra-horario)

Druida / druidesa dice: “El rito ha finalizado en paz, como en paz se ha iniciado. Que las bendiciones de vuestros antepasados y la influencia de los antiguos dioses vaya con todos nosotros para alimentarnos, fortalecernos y mantenernos cuando hayamos dejado este lugar”.

Todos :”¡Que así sea!”

Los cuartos del círculo en la invocación sincrética han sido adaptados, a la costa este de España. Quien desee trazar su mapa personal adaptado al lugar donde viva, que observe donde tiene el agua, si al este, oeste, sur o Norte, de igual manera para el calor si está al Sur o Norte.

Todas las invocaciones son simples ejemplos, cada cual pueda hacer las suyas, adaptando, respetando y honrando los elementos de la Tradición. Son sencillas proposiciones flexibles.



4.Prosiguiendo con el círculo y su altar,


Tras este lapso,quizá
Pienso que el altar, que puede ser acertado en nuestros ritos, obtiene sus elementos, más que decorativos, simbólicos, de plantas o ramas u hojas que hayamos encontrado, también minerales o piedras que sin pulir, tal y como se encuentran en su estado natural, pues son excelentes conductoras de energía. Y tal y como decían nuestros hermanos espirituales de antaño, mencionaré que “si tomas una piedra del bosque, no lo hagas solo con la mano, tómala también con el corazón y la sentiremos en nuestra alma”. Si el altar está muy lleno, éste puede ser una distracción y un obstáculo mas que un soporte para nuestra práctica. El altar debe ser fuente de calma, energía centrada hacia nosotros. Se pueden igualmente colocar velas, candelas o antorchas para facilitar la visión tanto del altar, como del área del círculo, si es preciso.

Se sabe que los antiguos druidas, instruían y realizaban ciertos rituales junto a sus discípulos en el interior de cuevas que iluminaban. Utilizaban en dicha iluminación, como resultará obvio suponer, el fuego. No sólo antorchas, teas, u hogueras cuando sus rituales eran al aire libre, sino también velas, al parecer de cera virgen de abeja, (no de cera de abeja virgen, que no es lo mismo), sin blanquear. O cuando los bardos buscando la inspiración de La Awen, se recluían en lugares aislados, chozas, cabañas, cuevas etc., sin ventanas, para impedir la entrada al ruido o a la luz del día. La única Luz que solían tener era la de la iluminación de la Awen y aquella tenue que proporcionaban las llamas de las velas de cera. A mí, tampoco, me cabe duda, la luz de una vela es embriagadora, cautiva, hipnotiza y ayuda a que acuda la Awen. Esto último lo afirmo, como bardo.

Se ha de mencionar, que todo objeto utilizado en un ritual druídico es un elemento que posee sus cualidades propias y su simbología. Estos objetos, son herramientas y arquetipos valiosos, pues la percepción de una imagen, activa todo nuestro ser. Impulsa a la mente, en su forma racional o emotiva, a la evocación memorística de nuestra herencia espiritual, a la imaginación en los planos intuitivos y en el orbe de los deseos, incluida la afectividad. Es decir, involucra todo nuestro Ser, tanto al plano consciente como al inconsciente. Así comprendemos que la apreciación alegórica del símbolo, descubre las profundidades de nuestro Ser, a través del objeto que nos estimula y expande nuestro autentico Yo. Simbolizar es lo consecuente en el ser humano, es lo más claramente perceptible, lo más testimonial o útil; e incluso es el principio por el que se manifiestan las esencias inconscientes hacia el plano consciente, gracias a una sucesión de evocaciones, reminiscencias, sentimientos y otras metáforas. El símbolo lo utilizamos frecuentemente en nuestras vidas. Y en el ritual, tampoco podría ser de otra manera. Es necesario, para activar nuevos pensamientos, para encarnarlos de la manera más adecuada. Sirven para desplegarse hacia nuevas dimensiones, para proyectar la mente y el espíritu hacia lo infinito, y librarnos de limitaciones físicas que nos restringen. Cualquier símbolo debería ser un elemento encaminado hacia una realización propia de crecimiento interior, y ser también un manantial de conocimiento, ya que combina los diferentes niveles de nuestras mentes. El símbolo y el arquetipo es el lenguaje que también utiliza el espíritu a través de la mente y el cuerpo como medio de comunicación en el ritual druídico. Con ellos nuestra magia interior se concentra, y facilita que ésta entre en contacto con nuestro sub-consciente para ayudarle a realizar, entender e involucrarse íntimamente con la ceremonia.

3.Preparación ritual

Los requisitos de preparación, que también se inscriben en el marco de los rituales personales, para la realización de una ceremonia no son realmente difíciles, pero aunque son voluntarios, deberían ser un esfuerzo y aliento por conseguirlos para lograr mantener la energía y fortaleza del círculo. Aquellas personas que no sean capaces de atenerse a ninguno de estos mínimos requisitos, tampoco, pienso, deben tener ningún mínimo interés en integrarse en cualquier ceremonia druídica.

No toméis lo expuesto como dogmas, sino como consejos para facilitar una conexión óptima con el entorno.
El número de personas que pienso, se requiere como mínimo para realizar una conmemoración, es de cuatro. Menor número de personas, me parece una reunión de tres o menos amigos que no van a poder efectuar una ceremonia como tal con eficiencia en el medio silvestre. Aunque ciertamente, se puede hacer cualquier ritual individual o de más individuos en la privacidad del hogar, pero con otras connotaciones más íntimas. También son factibles, los rituales personales e íntimos con diversos fines espirituales o vitales, tanto en el bosque como en nuestra vivienda u otro paraje, pero con vínculos y desenlaces diferentes a los cultos ceremoniales.

Además de las cuestiones por eficiencia, el número cuatro tiene muchas connotaciones místicas, druídicas y célticas.

Cuatro son las fases de la luna: Llena, Menguante, Nueva y Creciente.

Cuatro son los animales primarios totémicos: Jabalí, Ciervo, Águila y Salmón

Cuatro son las edades del Hombre: Infancia, Juventud, Madurez y Vejez.

Cuatro son los tesoros míticos de los celtas: La Lanza de Lugh, la Espada de Nuada, el Caldero de El Dagda y la Piedra Lia Fáil.

Cuatro son las ciudades míticas de los celtas: Gorias, Finnias, Murias y Fálias

Cuatro son los maestros druidas legendarios: Morias, Sénias, Urias y Arias

Cuatro son los puntos cardinales básicos: Norte, Sur, Este y Oeste.

Cuatro son las festividades Mayores druídicas: Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh

Y Cuatro son las festividades Menores druídicas: Alban Arthan(Yule). Alban Eilir, (Ostara), Alban Heruin (Coamhain) y Alban Elfed (Mabón)

No citaré, los consabidos 4 elementos; tierra, aire, fuego y agua, porque realmente la Teoría de la existencia de un principio permanente origen de todo, más conocida como la "Teoría de los 4 elementos", fue formulada por 4 filósofos de la Antigua Grecia: Tales, Anaxímenes, Heráclito, y más tarde Empédocles. Años más tarde esta teoría fue aprobada por otro filósofo de la Cultura Helénica como fue Aristóteles y gracias a él ha pervivido tantos siglos. Sin embargo, entre los druidas, a pesar de tomarlo en cuenta en sus rituales y asociaciones a la vida, a la muerte, a la purificación con las conocidas hogueras ceremoniales, a la transmutación, no lo consideraban un elemento raíz, pues debe su existencia a la acción del oxígeno u otro gas, que pertenecen al simbolismo místico del elemento Aire. Como sabemos hoy, a un nivel mundano y físico, el fuego es una reacción de oxidación de material combustible acompañada de una liberación de energía. El oxígeno u otro gas, el calor provocado y el combustible en proporciones propias crean el fuego y si uno de estos elementos faltara o fallara, éste no existiría.

Por otra parte los otros 3 elementos: Agua, Tierra y Aire no eran vistos como manifestaciones exclusivamente de lo físico, sino como formas de entender la vida. La comprensión de sus propias existencias pasaba por la integración con La Tierra, el Agua y el Aire y todo cuanto en ellos había y existía. Así pues, al fuego, al “Tan” en una de las lenguas celtas, lo consideraban como un soplo sagrado, un poder y un arquetipo. Así pues no existen evidencias que avalen remotas teorías sobre los 4 elementos en los rituales druídicos. Sin embargo, en la posterior restauración medieval de estos ritos, se encuentra alguna tenue correspondencia.

No obstante, el simbolismo del fuego es sumamente arcaico, estaba ya grabado en la mente de nuestros druidas como luz que se fraguaba en lo etéreo y se proyectaba en el aspecto de centellas y relámpagos o de los rayos vivificantes del sol.

Nuestro antepasado celta conectaba el fuego celeste con sus mismos dioses y al fuego subterráneo como una entidad con precisas expresiones, ambas de origen divino, simbolizando, por otra parte, también al eje del mundo que une lo terrenal con lo etéreo.

El fuego tiene un profundo sentido de tipo místico-espiritual. En el druidismo, es un símbolo vivo que se crea consciente e inconscientemente. Ya los druidas empleaban el rayo de luz solar para encender, en no pocas veces el fuego de sus altares, lo ejecutaban concentrando el rayo sobre un cristal apropiadamente tallado y engarzado, para atraer el fuego divino desde el firmamento hasta el santuario. El fuego es el componente que simboliza la iluminación personal, pero también la transmutación universal, es el que se eleva hacia el cielo y a sí mismo se sublima, es el que contribuye al Gran Plan Cósmico, es el que transmutado otorga nuevas modalidades de energía y progreso, si es sostenible y adecuado, para la Humanidad. El fuego, es también el atributo de la metamorfosis espiritual incitando a la meditación y al auto conocimiento, sabedor de las certezas y verdades custodiadas recónditamente en el inconsciente humano.

Y, además, es un elemento que el humano descubrió por sí mismo y que también puede originar por él mismo. Lo cual permite que desde épocas remotas y gracias también a ello, pueda sentirse parte de la Divinidad.

Siguiendo con la cuestión numérica sobre los miembros de un círculo druídico, de igual manera, pienso, que el número máximo de asistentes a cualquier ritual, es muy variable, dependiendo de la estructura y posibilidades del círculo como agrupación, Pero “a priori”, pienso que trece es un buen número, sin que necesariamente deba ser estricto.

Por otra parte, el número 13, también tienes sus propias connotaciones místico-espirituales y célticas.

Trece son las lunaciones que tiene nuestro ciclo espiritual.

Trece son los árboles del calendario druídico que encontramos o intuimos en el Ogham.

Ciertamente el número de participantes máximo por el cual un círculo deja de ser efectivo depende de muchos factores, como puede ser incluso la fraternidad alcanzada entre todos sus componentes. Un círculo sin estos vínculos afectuosos o con lazos frágiles entre los integrantes, o con conflictos personales, desequilibra la armonía y debilita el resultado que puede conseguir el círculo como un Todo.

El círculo debería tener un portavoz o dos, a modo de oficiantes en el tema del ritual, preferentemente de ambas polaridades humanas, es decir, femenino y masculino. Si dichos oficiantes son druidas/druidesas reconocidos sería lo más deseable.

Hay ciertos grupos paganos que no realizan sus rituales o otras actividades con personas de los dos sexos. En mi postura personal, opino que es un desacierto, que no ocurre en los círculos de orientación druídica. Las dos polaridades que se expresan físicamente en la especie humana, con sus fuerzas, energías, potencias, virtudes y singularidades varias, no son contradictorias, ni se repelen una a la otra, sino que se yuxtaponen y combinan. Tal y como sucedía antaño en la celebración de Imbolc, donde se veneraba a la mujer y los hombres aprendían de ellas, estableciendo una vez más contacto con su polaridad femenina. O como ocurría en la festividad de Lughnasadh, donde eran las mujeres las que admiraban a los hombres, aprendiendo de ellos y se armonizaban con su polaridad masculina. Los celtas en general, eran conscientes de la necesidad del equilibrio interno entre los polos masculino y femenino, si ambos permanecían en concordia en el interior de cada ser humano.

Por ello nosotros apoyamos que en momentos de meditación grupal, la intercalación de personas de uno y otro sexo, unidos por sus manos, para dar mayor cohesión al círculo y más fuerza energética, justo por la combinación de las potencialidades de ambos sexos humanos.

La unión justamente por las manos, y no por los brazos por ejemplo, en momentos de meditación grupal, tampoco es un capricho, pues éstas son unas de los más importantes partes del cuerpo, junto con los pies, que absorben la energía tanto la que otros seres nos transmiten, como la que se impulsa desde nuestras extremidades y otros entes captan, sean estos, animales, humanos o no, vegetales o minerales. También, al igual que las plantas de los pies, tienen una serie de terminaciones nerviosas y cauces por donde fluye la energía de nuestro cuerpo. Es evidente que intentar esta conexión por y con los pies al desnudo, es algo más complicado, por lo que mediante las manos nos parece lo más acertado.

Al crear nuestro espacio ritual o Nemetón, con apariencia de círculo, si este es trazado o dibujado, puede realizarse dicho perfil con una rama o cayado de roble o cualquier otro árbol. Digo, “si éste es trazado”, porque puede darse que hallemos un lugar tan idóneo, que el claro del bosque conforme ya por sí solo un círculo que se adapte a una medidas convenientes para nuestro grupo, en cuyo caso no será necesario trazarlo. En la antigüedad, no se delineaban círculos; el claro “per se”, era el círculo.

No es necesario indicar, que si no tenemos ya un cayado, concedido o asignado, no deberemos arrancarlo o cortarlo de su natural tenedor. Se impone que éste debe ser otorgado y regalado por el bosque.

La delineación del círculo puede realizarse igualmente con una espada o lanza, representativas ambas de dos de los tesoros de los Tuatha dé Danann.

Este círculo puede diseñarse también con montones o pilas de piedras más o menos menudas, sin embargo, esto implica un mayor esfuerzo tanto en tiempo como en lo físico. Si lo hacemos de esta manera, como obsequio a nuestros esmeros, sentiremos una intensa y positiva energía, pues las piedras llevan consigo toda la fuerza de todos los tiempos, de la naturaleza.

El círculo se proyecta en sentido horario o del sol, es decir, en “deosil”. La palabra “Deaseil”, no significa otra cosa, que “el sentido en el que camina el Sol”, empezando y acabando por el Este, tal y como hacían nuestros ancestros. Ellos denominaban “deisel” “a la manera de la mano derecha”.

El círculo puede trazarse con unas medidas mínimas aconsejables. En el caso de haber cuatro personas en ceremonia, el mínimo diámetro recomendable es 2 metros. Al ser solo cuatro personas, con más diámetro circular se pierde calor humano. Con menos trazo, interferimos unos con otros.

Para establecer los puntos cardinales del círculo, si no conocemos la orientación, es preciso utilizar una brújula. La circunferencia es símbolo, además, del infinito y de la eternidad, pues no tiene principio ni fin,

Si se establece un altar, este debe estar orientado hacia la salida del Sol, es decir, hacia el Este, como nuestros ancestros hacían, ofreciendo homenaje al despunte de la energía renovadora.

El altar puede ser una piedra o roca, de adecuadas dimensiones y estable. Puede ser un tablero sobre caballetes, ambos, de madera, sin elementos artificiales. Incluso puede ser la misma Tierra que pisamos, sobre un área específica que señalaremos para tal efecto con algún tejido, tela o paño de algún color armonizado con la estación que celebramos el ritual. Si el bosque está verde, verde podría ser el color apropiado, si está blanco por la caída de la nieve, blanco sería el color adecuado, si está rojizo o amarillento por la inminente caída de la hoja etc., estos merecerían ser los colores aplicados. Si aún y así mantenemos dudas sobre el color conveniente, sería aconsejable como fórmula general, obtener un paño o lienzo blanco de algún tejido no sintético, preferentemente de origen vegetal como algodón, lino, hilo, yute, ramio, sisal etc. y libres de tintes químicos.

La cuestión de la concordancia con el colorido natural del bosque, no tiene nada que ver con la superstición, el capricho o la falacia, sino muy al contrario. Un bosque constituye una Totalidad tupida, concentrada, coherente y armónica de plantas, arbustos, árboles, rocas, ríos o riachuelos etc. Todos ellos exteriorizan su estado, forma, modo y especialmente su energía. Con un proceder comprensible para la mente humana, nuestros ojos traducen ese estado, forma o modo de condensación energética, porque no vibra lo suficientemente rápido, presentándola como materia, y esa otra exteriorización de su energía, intrínseca y molecular, mostrándola como radiaciones lumínicas, visibles y otras ondas energéticas no visibles, que podríamos considerar como Hálitos o Auras. En resumen, vemos ese Conjunto que llamamos Bosque, como una biomasa que irradia energías en diferente longitud de onda, exhibiéndose a nuestros ojos con un determinado color. Color, que es la radiación luminosa o energía lumínica visible para los humanos, que en ésta reflexión subjetiva, procede de esa Totalidad.

Los humanos, es evidente, vemos lo tangible bajo distintas coloraciones, algunos matices como el ultravioleta o el infrarrojo ni los vemos, pero nos siguen influyendo. Cada coloración, tono o matiz que percibimos que tiene la materia sea de forma individual o global, corresponde a un efecto energético cuya causa es en este caso, el estado del bosque y tiene su influencia sobre todos los organismos que están o moran en él, y ello aunque perciban esas coloraciones como las perciban, puesto que cada especie ve lo que le rodea, según la capacidad de sus sentidos. Es evidente que cuanto mayor tiempo pasemos en un bosque más nos impregnamos de esa energía.

Esa influencia de los colores, tampoco es mera especulación u obtusa superstición, pues la física conoce que el color propiamente dicho no existe, la materia carece de color, pues lo que nuestros ojos perciben son las radiaciones lumínicas que la materia rechaza y no absorbe. Es decir, absorbe todas las radiaciones del espectro luminoso que el ojo humano es capaz de percibir, y repele, reflejándola hacia nuestros órganos de visión, la que la estructura de sus moléculas no es capaz de retener.

Podríamos, casi decir, que una planta verde es de todos los colores menos verde. Y al rechazarlo, si estamos en su ámbito de influencia, por proximidad física, ese es el color o esas son las radiaciones lumínicas, para ser más exactos, que puede incidir en nuestro organismo y en nuestra psique, además de otras energías. En resumen y diciéndolo de forma simple, los árboles y etc., irradian colores que nos influyen.

Por otra parte, aunque conocemos a un árbol, exclusivamente y en primera instancia, por la imagen que la radiación lumínica rechazada nos trae a nuestros receptores, no estamos realmente en contacto íntimo, en ese primer momento con el amigo y hermano árbol.. El conocimiento sobre él, es muy limitado y pobre, ya que sólo podemos conocer su exterior y no la integridad de su interior, su espíritu, y menos cuando ésta ánima, como sabemos, no pertenece a la materia, sino a la Suprema Divinidad, que llamamos Todo Absoluto, El Incognoscible, El Increado etc, pues es parte de él / ella. Si deseamos conocer en algo este espíritu, se impone un acercamiento con una sensibilidad suficiente para captarla y entenderla y por supuesto integrarnos lo máximo posible en su longitud de onda.

COMPONENETES HUMANOS para el ritual

COMPONENTES HUMANOS:


El círculo druídico, en lo concerniente al factor humano, reúne a personas que pertenecen o siguen esta espiritualidad. A menudo, en nuestras ceremonias pueden invitarse a otros hombres o mujeres paganos de cualquier senda positiva y afín con nuestras esencias. Pero el círculo druídico abarca más aspectos que los ceremoniales y litúrgicos. También es un grupo activo de personas unidas por una misma espiritualidad que realizan otra serie de actividades, que podríamos catalogar como sociales, ecológicas, colectivas, solidarias, tanto en los ámbitos urbanos como rurales o agrestes. Igual que nuestros antepasados espirituales, los druidas actuales, no están circunscritos a una sola área. Como uno de los objetivos de los druidas del pasado, se perseguía la sacralización de toda la sociedad, incluido por supuesto el entorno agreste. Con este propósito, evitaban que su tarea fuera entendida como un mero sacerdocio, pues sabían que el patrimonio de lo sagrado se derrocha fácilmente, solo con los usos religiosos. El cometido concluyente en los rituales, además de venerar a los antepasados, a los dioses emanaciones del Todo, además de celebrar los cambios estacionales, y de fomentar la cohesión tribal, era cambiar la condición del hombre mismo, aproximarlo a otro modo de entender el micro y macro cosmos y su posición, meta y nivel en él. El druida de ayer y el de hoy tiene como sagrada misión, despertar, enseñar lo que sabe y estimular la espiritualidad de las personas que con buena voluntad se le acerquen para conocer. Pero lo apuntado, entraría en otra temática y nos apartaríamos del motivo del presente artículo.

Antes de realizar cualquier ceremonia deberíamos preparar nuestra mente y cuerpo. Si se fuma o se toman bebidas alcohólicas con regularidad, es preferible que unos 3 días mínimo antes, se abandonen, aunque sea circunstancialmente, estas nocivas prácticas para que la sangre y los pulmones se tonifiquen y puedan llenarse de energía de nuevo. El principal metabolito de la nicotina, la cotinina tiene una vida media que abarca desde las 19 hasta 37 horas, según el metabolismo de la persona fumadora. Si se ingieren sustancias estupefacientes, con frecuencia la depuración es aún más ardua y lenta, ya que éstas se fijan en la sangre y no se eliminan antes de un mes. Por lo tanto no es recomendable que ningún toxicómano o adicto a sustancias narcóticas, realice o esté presente en ninguna ceremonia druídica.

Ciertamente, determinados grupos paganos utilizan exclusivamente para sus rituales algunas drogas para conseguir estados alterados de la conciencia. Nuestra postura al respecto, deja tal actitud al libre albedrío de la totalidad de los componentes de cada círculo. Sin embargo, consideramos que aunque antaño, se utilizaron drogas en los rituales druídicos y paganos, los tiempos han cambiado, y también el rol y la relación con las drogas. Hoy son potingues, mayoritariamente químicos que actúan sobre la mente, son peligrosas y pueden inducir a un uso crónico y a una adicción, además de provocar estados de apatía, somnolencia y torpeza generalizada, con menoscabo de la sensibilidad, convulsiones incluso coma, con lo cual se consiguen unos estados diferentes a los que se pretendían durante la consumación del ritual. Es por ello, que nuestra recomendación al respecto, es no utilizar esos productos.

Por otra parte hemos de considerar el aumento de sectas religiosas que utilizan las drogas para conseguir la sumisión del adepto, lo que sin duda crea una dependencia absoluta entre sus seguidores. En el druidismo cualquier actitud, acto ritual o ceremonia que someta o puede dilucidarse como un sometimiento de la voluntad individual, es sin duda, execrable. Sin titubear, aconsejamos como sustituto la meditación, muchos más efectiva cuando se practica y conoce. Es mejor que la mente medite, a que la mente divague. La mezcla de las experiencias espirituales con el consumo de drogas es un cóctel muy explosivo del que es muy difícil salir bien parado. Quienes usan las drogas, en nuestra opinión, no son lo suficientemente espirituales como para prescindir de ellas. Necesitan de los tóxicos alucinógenos para penetrar en sus realidades espirituales y ponerse en contacto con sus dioses. No es la atmósfera sagrada creada en el círculo, quien los lleva a esas experiencias, es la borrachera, la embriaguez, el aturdimiento que les producen las drogas que se suministran respirándolas, ingiriéndolas o a través de la piel, las que les llevan a vivir o experimentar lo que piensan es sagrado. Las naturales sustancias que segrega nuestro cerebro, de manera frecuente cuando estamos sumergidos en la experiencia de lo sagrado, son más que suficiente para hacernos disfrutar de dulces éxtasis, sin peligro de matarnos lentamente. El efecto sedante de la meditación y de la paz espiritual, es de una calidad muy superior a cualquier tipo de tranquilizante farmacéutico o de droga hipnótica.

Es recomendable también que se realice un poco de ejercicio diario, que el cuerpo se mueva, y que no esté en reposo demasiado tiempo, exceptuando los momentos de descanso. Si se soportan demasiadas horas sentado o en una posición incómoda, es adecuado cambiar de postura y levantarse, caminando un poco.

Es aconsejable usar ropa cómoda y no ajustada, al igual que el calzado También, sin importar que tipo de actividad se esté realizando, es recomendable la ingestión de agua mineral, (mínimo 1,5 litros / día), ya que esta se encarga de limpiar nuestras partes internas físicas, aportando los oligoelementos y sales minerales propias del líquido, que ejercen un efecto positivo en el refuerzo del organismo y prevención de enfermedades a las que estamos expuestos en una sociedad tan masificada, consumista e industrializada.

Incluso en la cuestión alimenticia deberíamos considerar que para una relación óptima con el entorno, como hicieron los druidas de antaño, deberíamos nutrirnos con alimentos naturales y propios de la temporada climática en la que estamos y que se encuentran en nuestro entorno. Si pretendemos comunicarnos con aquello que nos rodea, con árboles y plantas, con animales etc., sería muy consecuente y armónico introducirnos en la misma frecuencia y longitud de onda que ellos.

Para preparar la mente es necesario tener algún tipo de ejercicio que nos ayude a centrar nuestros pensamientos o a colocar nuestra mente en blanco, como la meditación. No son precisas largas horas en meditación, con algunos minutos diarios, por ejemplo antes de dormir, ya nos beneficiaremos. Con esta práctica no sólo aprenderemos a concentrarnos, sino también a abandonar la ansiedad a la que podamos estar sometidos en nuestro deambular social diario. Existen diversos métodos para meditar, hay tratados y textos extensos sobre ello. Nosotros recomendaríamos iniciarla con algo parecido a los conocidos “mantras” orientales con una palabra o frase corta en la que concentrarse que esté firmemente arraigada en nuestra espiritualidad. Palabras como las cinco vocales del alfabeto Ogham, en gaélico: Ailm, Eadha, Idho, Onn, Ur, son muy adecuadas. Onn es quizás la más popular, dada su similitud en la pronunciación con el mantra oriental “Om”. Después podemos proceder a cerrar los ojos, permaneciendo en una posición confortable, tumbado o sentado y relajando todos los músculos, sin cruzar piernas o brazos, respirando suave y natural de forma lenta pero profunda y expirando de la misma manera, desde la parte baja del abdomen, hasta la parte alta de los pulmones. Repitamos la palabra elegida mentalmente o en voz baja, durante 15 minutos. Al finalizar, no debería hacerse bruscamente, demos tiempo a la mente y al cuerpo para volver al estado anterior al contemplativo. No será necesario aclarar que el lugar donde se practique dicha técnica de meditación debe estar ausente de ruidos, TV, radios o teléfonos o cualquier aparato electrónico. Sin embargo, una música armónica, alejando el aparato reproductor de nuestro entorno próximo, puede facilitar la tarea. Aquellas personas que padecen insomnio, pueden intentar técnicas meditativas para conciliar el sueño, que siempre es más saludable que tomar barbitúricos que a la larga se convierten en adictivos. Es evidente que ayudaríamos a armonizar nuestras aturdidas mentes, si padeciendo de insomnio, excluyéramos de nuestra alimentación nocturna, alimentos pesados, refrescos o productos con cafeína, productos alcohólicos, incluso evitar el abuso del taba.

Es aconsejable darse un baño o ducha previa al ritual. si es posible frotarse el cuerpo con sal de grano en un paño blanco como si fuese el jabon de baño, y visualizar-sentir como se va limpiando nuestro cuerpo de malas energías.

FORMACION DEL CIRCULO RITUAL


Entre seguidores druídicos se debate en intimidad fraternal, cual es la mejor manera para formar un círculo ceremonial y practicar un ritual.

Pensamos, que para el seguidor druídico consecuente, el acto ceremonial debiera ser el último acto de la emanación de su espiritualidad. El druidismo, a través de la meditación y otros procedimientos, consigue una interiorización íntima y personal que nos ayuda a entender quienes somos en realidad, despertando nuestro interior y haciendo de nuestro aprendizaje un perpetuo auto-análisis, una búsqueda interior que hoy se denomina remozadamente auto-conocimiento.

Realizar unas ceremonias, sin conocer porqué y para qué se realizan, es una práctica inútil, es druidismo blanco, es mera parafernalia y cuando no, simple ocio. Sólo se comprenderá el significado del ritual si sabemos el mito o la leyenda, es decir, nuestra verdad, que lo origina y lo sustenta. Defender una filosofía con su opción de vida sin entender, que es lo que realmente estamos defendiendo, es un acto fútil. Los propósitos deben estar bien definidos y claros, cómo, porqué y para qué, festejamos el comienzo de una nueva etapa, porqué y para qué celebramos un ciclo natural, qué intentamos favorecer con el rito, para qué y porqué deseamos con el litúrgico acto, fomentar nuestra unión con la Madre Naturaleza y sus elementos que siempre estuvieron hay, aún sin estar preparados para intimar con ellos, honrar y conocer a nuestros antepasados o a nuestros propios dioses.

Dentro de nuestros actos ceremoniales, deben formar parte de esa estructura, los símbolos, los ritmos, las canciones, incluso danzas y meditaciones. Además de la cohesión entre los hermanos, componentes del círculo, donde ésta es fundamental. Pero uno de los mayores conocimientos que ofrece un ritual druídico, sin desechar ningún otro aspecto, es percatarse de que existe una Realidad Superior, unas fuerzas tangibles o intangibles, otros planos, otros mundos y otros seres.

Los druidas antiguos decían, que sólo aquellos que conocen su verdadero rostro y su nombre verdadero son los auténticos maestros.

Así pues ateniéndome en esta tema a la simbología druídica, deseo exponer unas opiniones, basándome en lo que percibo y entiendo que son, elementos culturales y místicos de nuestros ancestrales hermanos espirituales, eso que llamamos Tradición Primordial.

Deseo hacer estas observaciones, por si acaso ellas sirven de orientación, aunque sean elementales, a los muchos seguidores druídicos que no han hallado un itinerario adecuado por donde adentrarse en la frondosidad solemne de la liturgia druídica, para expresar ceremonialmente la consecuencia legítima y genuina de su espiritualidad.

El espacio de un círculo druídico ceremonial, debería ser un lugar preferido, reservado y aislado al que sólo pudieran acceder sus miembros para efectuar únicamente el ritual. Ritual que en su mayoría deben efectuarse después del crepúsculo o cuando se pone el sol, siguiendo la Tradición Primordial. Como ya sabemos, la jornada entre los celtas empezaba justo en esos momentos. Y no está de más apuntar, que no existe ninguna contradicción entre esta forma de calcular el transcurso del tiempo humano y las leyendas, mitos y cuentos célticos, repletos de héroes legendarios con atributos solares o diurnos. Hay que buscar una aclaración en esta simetría, nunca contradicción, de los conceptos metafísicos celtas: Los celtas fueron y son los hijos de la noche y es la noche la que da nacimiento al día. De la misma manera como el Ser es engendrado por el No-Ser.

El área destinada o circunscrita al rito o Nemetón, no debiera servir al mismo o en otro tiempo, para cualquier otra actividad lúdica del círculo. El mismo bosque es muy amplio y puede haber zonas específicas para diversas actividades. Además, el respeto, el buen juicio y la moderación, también son rasgos místicos. Un lugar situado en el bosque, en un claro a ser posible, tranquilo, limpio y rodeado de piedras y árboles. Los bosques son templos en nuestra espiritualidad, son sagrados y amigos y con estas connotaciones debemos actuar una vez en ellos. Bosque y templo son dos nociones equivalentes en nuestra espiritualidad. El respeto hacia el bosque es un cimiento básico donde se apoya el druidismo. No es consecuente, bajo ningún precepto, con el druidismo, internarse en cualquier bosque, y aún menos donde establezcamos nuestro círculo, para ensuciar, cortar hojas, ramas, flores, talar árboles o arrancar arbustos o arbolillos. Deberíamos aprender que el respeto no pasa por tales actitudes egocéntricas y groseras. Como decían los druidas de otras épocas: “No se puede arrancar una flor sin perturbar una estrella”. Por otra parte deberíamos visitar nuestros templos, que son los claros y sus bosques con más asiduidad. Muchos de nosotros concurrimos y acudimos mucho menos a nuestros templos que otras personas que pertenecen a otras espiritualidades, lo hacen con los suyos.

Como mucho, podremos recoger lo que el amigo bosque nos regale y siempre, interior o exteriormente pidiéndole permiso, y si es posible correspondiendo al regalo con acciones de agradecimiento. Los seguidores druídicos entendemos que los bosques no son posesiones, no se pueden comprar, ni vender, ni ensuciar, o hacer lo que nos venga en gana, pertenecen a ellos mismos, y a la Madre Naturaleza. Los bosques son nuestros perennes aliados, pues gracias a ellos también podemos vivir, respirando el oxigeno que producen y nos obsequian.. Proteger e intentar conservar el bosque al estilo de muchos grupos ecologistas, sin intuir o discernir las energías que lo albergan, los espíritus amigos que se manifiestan y tan solo arguyendo su importancia en la supervivencia del ecosistema y entre las especies, aunque ciertamente la tiene, es una defensa que a la larga se diluye en la eco- demagogia política, con pobres resultados efectivos. Máxime cuando existen bio-piratas con una nula espiritualidad que sólo entienden de beneficios económicos a toda costa y los argumentos ecológicos, les merecen el mismo respeto y consideración que un bosque lleno de árboles a punto de ser talado por ellos mismos. “Total, dicen, cuando el hombre devaste el último bosque, yo no voy a estar aquí para experimentarlo”. Y es que, pienso, que cualquier renovación social, debe pasar primero por una revolución íntima y personal. Por un cambio de conciencia entre los hombres. Por una revolución espiritual. De lo contrario sólo parches podemos obtener, que a la larga en ciertas ocasiones y a la corta en otras, se pudrirán y caerán por sí solos.

Nosotros entendemos que los bosques también se comunican. Entablan un fluido coloquio con nosotros, a través del aullar del viento, del crujir de sus árboles y ramas, de los rumores de sus fuentes, y el murmullo del agua de sus riachuelos, de los silbidos de sus aves, de los ecos de sus animales, del silencio de sus cuevas, de las marcas en sus piedras, y contraseñas en sus senderos y rutas. El bosque nos informa a través de sus montañas y cimas, de sus precipicios y vaguadas, de sus piedras, guijarros y ruinas ancestrales, que marcan los parajes de máxima inflexión telúrica. Se nos revela a través de los seres a los que ampara, visibles o invisibles, nos deleita los sentidos a través del perfume de sus flores y frutos, a través de los matices de su flora y de las formas de su fauna. El bosque nos manifiesta su disgusto o agrado ante nuestra presencia a través de la vibración que se refleja en nuestros sentidos como sensaciones y percepciones de congoja si nos rechaza, o de placer y euforia si nos acoge. Todo ello se condensa en el bosque, porque está vivo. Y es que, categóricamente, si honramos al bosque, éste nos honrará a nosotros. Cada árbol del bosque continúa estando en él presente, entre otras razones, para ser comprendido, correspondido y entablar una fluida relación con él.

El punto más importante de un bosque para una ceremonia ritual, es el claro, la zona o área donde puede contemplarse el firmamento sin obstáculos. Este es el genuino lugar de todo El Templo Silvestre, donde los miembros del círculo van a intentar conectarse con el espíritu de la Madre Tierra y sus fuerzas telúricas y del Padre Cielo y sus fuerzas etéreas, ambos arquetipos de todos los dioses, y estos a su vez emanaciones del Todo Absoluto. Donde estarán rodeados de hermanos arbóreos que los ayudarán con sus fluyentes energías y propiedades a realizar esa expansiva conexión. No es preciso, aclarar en amplitud, que si dicha área tiene como parapetos naturales a los robles, el lugar supera lo sagrado, si acaso esto es superable, y se transforma así en divino e inmaculado.

El culto druídico al Bosque se practica como simbolismo vivo del Todo, del Universo Sagrado, donde habitan todas las potencias de la vida humana y sobrehumana.

No es ningún fetichismo o superstición al árbol, es a la inversa: Una ciencia e intuición, un discernimiento, un conocimiento de que un árbol, morador permanente y supremo del Bosque, está arraigado en la Tierra y sus ramas se dirigen hacia lo etéreo. Un árbol pone en comunión los niveles del cosmos, desde los secretos arcanos profundos de la Tierra donde echa sus raíces hasta los rayos del Sol que atrae a sus ramificaciones, y su tronco, superando la superficie de la tierra.

Esta veneración por el territorio y sus fuerzas telúricas, la misma que reverenciaban los primeros pueblos y otros sabios alrededor del planeta, los druidas les aportaron la idea solar, etérica, incluyendo todo lo que está vivo, arriba o abajo, en una sola contemplación. El árbol, ente vivo, es el símbolo preciso de esta observación, pues enlaza los dos niveles: el inferior o menor y el superior o mayor. Lo que es arriba es abajo y viceversa, afirmaron los sabios antiguos.

El desierto y su aridez tanto a un nivel narrativo y figurado dentro de lo espiritual y social, como natural y tangible, es la antitesis del seguidor druídico, y el hecho evidente en la actualidad, es que este avanza. Bosques quemados, árboles talados, selvas devastadas, ríos corrompidos o desecados, cielos y aires contaminados, animales extinguidos o agonizantes etc. Quizás la humanidad pudiera vivir sin desiertos y aridez, pero sin bosques, ni ríos, categóricamente, ello no es posible.

Dentro del Nemetón druídico o claro sagrado, sería ideal que hubiera un árbol en su centro como símbolo del Árbol del Mundo, el “Bilios” celta. Nombre derivado del Dios Bilé o Bel gaélico o del Belenos galo, que tiene las mismas simbologías que el Yggdrasil germánico. Si esta representación del Árbol del Mundo es un roble, sería el “sumum” del “sumum”.

Es más que probable, que en el Nemetón que establezcamos, hallaremos rocas, piedras, peñascos o minerales agrestes varios. Materia que es la más antigua del planeta y como consecuencia del Nemetón. Llevan tantos milenios sobre la Tierra que encierran energías poderosas y antigua sabiduría. Nuestros maestros druidas de antaño sentían por esta materia una especial predisposición, venerándolas como ofrendas. Es a través de nuestras sensaciones táctiles, percepciones psíquicas y emociones anímicas como podemos sintonizar con las energías que las piedras y minerales transmiten, para muchos imperceptiblemente.

Existen lugares especiales en todo el mundo, donde las piedras, materia viva que emiten vibraciones telúricas, acentúan su energía. Estos lugares se reconocen por que en ellos se hallan construcciones megalíticas, dólmenes o menhires de diversos tamaños, desde pequeños y menudos hasta de más de cuatro metros. Dichos alzamientos pétreos, señalan y señalaban puntos de influencia solar intensa en el lapso entre estaciones climáticas o marcando líneas ocultas de fuerza geológica. Otros lugares especiales son aquellos por donde transcurren ríos, se forman lagos naturales o surgen fuentes espontáneas u originales. El agua es portadora de vida, es gélida como la del témpano de hielo, sinuosa y dulce como la del caudal, lozana y joven como la de la fuente, mística y espiritual como la del vapor, divina y celestial como la del rocío, mágica y prodigiosa como la de la escarcha, atractiva y seductora como la de la nieve, violenta e impetuosa como la del granizo, fértil y fecunda como la de la lluvia, divertida y placentera como la salada del mar. En conclusión posee una enorme facultad de adaptación y transformación.

Este espacio lo marcamos con el altar al ESTE, direccionandolo con nuestro dedo indice de la mano derecha o con una vara que se consiga del mismo bosque o en su caso varita para el ritual, circundamos el espacio.. con la escoba ritual barremos el espacio a nivel espacial osea sin tocar el piso es limpiar las energías... posteriormente se pasa el incienso circundando por cada color correspondiente a cada elemento tierra, agua, fuego y aire visualizando la fuerza de enrgía que circunda ese espacio.... y decir el circulo esta formado y no salir de el hasta terminar el ritual.

Wiccan Full Moon Ritual

Solo Druid Ritual

"EL RITUAL". Una guía a la vida, al amor y a la inspiración



El ritual es una forma de arte. No obstante creamos un ritual - para detenerse brevemente en medio de la corriente caótica de vivir a mirar alrededor, para comprobar donde estamos y adonde vamos, y para recordar cómo es hermoso nuestro mundo puede ser. Después de realizar un ritual nos sentimos reaprovisionados de combustible y balanceados, capaces de volver y mejor de la vida de moverse con los flujos del cambio y del crecimiento.

Ritual: Una guia a la vida, al amor y a la inspiración se basa en la sabiduría de la tradición del Druida, con todo es relevante y accesible a cualquier persona, crecimiento de su espiritualidad. La filosofía espiritual de un Druida es simplemente que el mundo es sagrado, bibrante con el etér, con energía creativa divina. Nos enseña a honrar la tierra, nuestros antepasados, y nuestra individualidad, y nos dirige hacia la inspiración, la creatividad, y la libertad a la vida viva, bendecida completamente con rico amor.

Ritual: Una guía a la vida, al amor y a la inspiración proporciona una comprensión clara de la naturaleza universal del ritual. Las ideas que exploran para los festivales solares del año, para los tites del paso, las mareas de la luna, para ser mas creativo, cambiar y el poder universal energetico.

Realizadas principalmente por su valor simbólico, que es prescrita por una religión o por las tradiciones de una comunidad. El término "rito" proviene del latín ritus.

El Ritual es un procedimiento por el cual usando diferentes elementos focalizamos nuestra energía interna para orientar el potencial del alma hacia un fin.

martes, 24 de julio de 2007

magic song 1

Música para Meditar.